jueves, 23 de julio de 2009

Una vida solitaria entre tinieblas (4). El Proteo (II)


El investigador y espeleólogo francés Albert Vandel, que fue director del Laboratorio Espeleológico de Moulis sito en el departamento francés de Ariége, en los Pirineos, pudo investigar junto con sus colaboradores el desarrollo del Proteo en una cavidad. En el medio obscuro de esta caverna, donde se llevan a cabo estudios sobre la cria de los cavernícolas, incubaron huevos de este anfibio y observaron que las crías al nacer tenían el cuerpo de un color gris; los ojos eran de color negro y se podían apreciar a simple vista.


Ahora bién: si se las mantenían en este medio obscuro, se podía comprobar que al cabo de un año de estar en este ambiente obscuro perdían el color y tomaban uno igual que el de los adultos. Por otro lado los ojos, que habían seguido un proceso de desarrollo "normal" durante un tiempo, se empezaban a atrofiar; el cristalino desaparecía, la piel de los párpados se espesaba y finalmente los ojos desaparecían por completo. Pero si las crías eran alimentadas a plena luz, todo sucedía de una manera muy diferente: el pigmento permanecía, y el ojo se desarrollaba creando un órgano funcional.


Los huevos de los proteos, que miden alrededor de los 11 mm de diámetro, son depositados en la parte inferior de las rocas de las cavernas donde habitan. Debido a las bajas temperaturas que reinan -no superiores a los 10 grados- el embrión tarda en torno a los tres meses en eclosionar, manteniéndose durante tan prolongado período gracias a un vitelo lo suficientemente desarrollado. Ocasionalmente, algunas hembras en vez de realizar la puesta de la manera referida, retienen los huevos en sus oviductos hasta el momento de la eclosión, resultando ser el único caso conocido hasta el momento de anfibio urodelo vivíparo.


Mientras que en otros anfibios la metamorfosis se realiza en un período de tiempo relativamente breve, en el proteo y debido a las especiales condiciones ambientales del hábitat en el que vive, semejante proceso precisa de tres meses para llevarse a cabo. Transcurrido este tiempo, nace un individuo que conservará apenas sin variaciones durante toda su vida la imagen de ellos conocida.


Al llevar durante toda su vida una existencia acuática de manera exclusiva, el proteo conserva en su piel las llamadas "células de Leyding", unas células de tipo granuloso que aumentan la permeabilidad tegumentaria. El término medio de vida de este anfibio urodelo se cifra en torno a los ochenta años, período de tiempo similar al que actualmente vive la especie humana, por lo que los científicos opinan que los estudios sobre la especie pueden aportar importantes descubrimientos de aplicaciones para nuestra medicina.


(*) Arriba, a la izquierda, fotografía donde se muestra el desarrollo del embrión del proteo. Fotografía de "Scientific American", edición en español.

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