domingo, 2 de agosto de 2009

La atmósfera de la Tierra. Composición de la misma


La atmósfera es la capa gaseosa que rodea nuestro globo, sirviendo como de envoltura protectora a la Tierra, impidiendo por una parte que el calor directo del Sol llegue con demasiada intensidad a la superficie terrestre, y por otra almacenándolo en su masa y dejándolo escapar lentamente durante la noche, evitando los cambios sumamente bruscos de temperatura que se efectuarían al iradiar la superficie terrestre el calor una vez que el Sol se oculta tras el horizonte.


La proporción de calor retenida depende, como es natural, del espesor de la capa de aire atravesada, lo cual está en relación con la inclinación de los rayos solares; pero al mismo tiempo es necesario tener en cuenta la transparencia de la atmósfera. Los científicos han calculado que para un coeficiente de transparencia igual al 0,8%, la cantidad de calor recibido por la superficie de la Tierra siendo la inclinación de los rayos solares de 40º es del 45% del total enviado por el Sol; a 10º es ya sólo del 5%.


La composición del aire terrestre ha sido medida en detalle; la atmósfera, en las capas inferiores donde es posible la vida, se compone de una mezcla de nitrógeno (79-80%) y oxígeno (20-21%), siendo el segundo de ellos indispensable para la respiración; el primero mantiene diluido el oxígeno haciéndolo apto para ser respirado. Hay además otros gases alguno de los cuales tiene su importancia en el llamado calentamiento global aunque no afectan significativamente al comportamiento de la atmósfera; hay vapor de agua, ozono y dióxido de carbono que son importantes no obstante, porque estos gases absorven la radiación infraroja emitida por la Tierra. El vapor de agua, el ozono y el dióxido de carbono tienen, por lo tanto,un efecto sobre las temperaturas atmosféricas.


El contenido de vapor de agua en la atmósfera es variable; el vapor de agua pasa fácilmente a agua líquida a las temperaturas dominantes en la tierra, por lo tanto, la concentración de vapor de agua en el aire depende de la temperatura y de la proximidad de masas de agua, tales como los oceános. Si la temperatura media de la superficie terrestre fuera más alta de lo que es, los océanos se evaporarían y la composición de la atmósfera cambiaría drásticamente debido a la adición de una gran cantidad de vapor de agua. Por esta razón no debemos descuidar el océano cuando consideremos la composición de la atmósfera.


Además de estos gases tenemos otros en menor cantidad pero que no por eso dejan de tener su importancia; tendríamos los llamados gases nobles (como el helio, argón, xenón), el co2, el metano (muy importante en la cuestión del calentamiento global) y el ozono (muy importante como gas protector). La presencia de helio se ha deducido indirectamente porque es un gas que no absorve luz visible y por lo tanto no puede ser directamete detectado con telescopios situados a nivel terrestre.



(*) Arriba, a la izquierda. La Tierra, desde el espacio, se ve como un brillante globo azul: el planeta azul. Hace ya muchos años, allá por 1969-1970, tuvo lugar una conferencia en el gran salón del Royal Garden Hotel de la ciudad de Londres; invitado de honor era el astronauta Neil Armstrong uno de los tripulantes de la nave Apolo que había llegado a la Luna. Entre el público asistente había ilustres personalidades como el explorador y científico Thor Heyerdahl y el profesor Piccard; Neil dijo emocionado que la tierra desde el espacio se ve muy frágil, muy pequeña, pero al mismo tiempo de una gran belleza azulada originada por la propia biosfera que la rodea.

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