Vamos a ver ahora la crítica a esta teoría sintética. Se puede criticar con facilidad el que la necesidad pueda crear los órganos. Progresivamente se han ido desarrollando teorías de tipo lamarckista (neolamarkismo); por ejemplo, la posibilidad de la herencia de caracteres adquiridos. Lamarck no tuvo en cuenta la idea de la selección natural de Darwin; en ella la principal causa instrumental es la mutación y las condiciones son el medio ambiente y el tiempo. El mecanismo de la evolución, según la teoría sintética, consiste en la aparición y variación de mutaciones al azar; después se produce la recombinación de los genes y la selección natural se encarga de seleccionar los organismos más aptos. Según Darwin el organismo más seleccionado sería el más progresivo.
La teoría de la evolución sintética no explica perfectamente el proceso de la evolución animal de la especie; explica la microevolución. Esta teoría sí va a tener problemas, y además grandes, cuando trate de explicar la evolución en su conjunto. Por ejemplo: si esta teoría es cierta, los organismos con mayor tasa de mutación serían los que evolucionasen más rápidamente; pues bien, las bacterias que son de los organismos que menos han evolucionado, son los que tienen una tasa de mutación más elevada.
Se puede hacer un tratamiento matemático de la evolución; según la tasa de mutación se conclusiona: la tasa de mutaciones que conocemos es totalmente insuficiente para explicar los grandes fenómenos evolutivos. Ej: la génesis del hombre. Desde hace algunos años existe la teoría macromutacionista, que dice que los órganos complejos se formarían por macromutaciones de envergadura mucho mayor que las que conocemos; el inconveniente es que no se ha observado nunca. Durante los largos períodos de inversión del polo magnético, la tasa de mutación ha aumentado mucho más; se han propuesto ciertos procedimientos especiales como la selección orgánica y otros que tratan de concretar la idea.
La teoría sintética no explica muchas cosas: en muchos organismos, por efecto del roce, por el trabajo, etc. se desarrollan callosidades; esto pasa en animales e incluso en el hombre. La callosidades son un carácter adquirido. Problema: el recién nacido humano tiene ya formado el rudimento del callo y lo mismo le ocurre al embrión del fagocero; por lo tanto tenemos un carácter que es heredado, siendo típicamente adquirido. Se han dado algunas soluciones, concretamente la selección orgánica, que nos dice que cuando un carácter somático aparece repetidas veces en una población, puede ocurrir que aparezca una mutación coincidente con esta somación.
Otra hipótesis es la de la asimilación genética y que se basa en una experiencia realizada con la mosca de la fruta o del vinagre; cuando se la somete a un choque térmico, sus alas sufren una verdadera somación en el sentido que desaparecen algunas de las venas del ala. Las formas que tenían menor número de alas se cruzan entre sí llegando un momento en que los individuos aparecían ya sin venas en las alas al nacer. Advirtiendo esto en el caso de las callosidades, la experiencia es difícil de explicar. Resultado: ninguna teoría actual es capaz de explicar en todo su conjunto el fenómeno evolutivo.
(*) Arriba, a la izquierda la mosca de la fruta o del vinagre (Drosophila melanogaster), quizás el artrópodo más utilizado en los experimentos de genética; aquí podemos ver un tipo mutante. La mutación es la aparición brusca de un nuevo carácter, en este caso el color de los ojos. Fotografía de "La evolución de las especies".
No hay comentarios:
Publicar un comentario