Desde pequeño me he sentido atraído por la Meteorología; cuando era niño pasaba los fines de semana y las vacaciones (Navidad, Semana Santa y Verano) en la casa donde vivían mis abuelos maternos, en la Azucarera Hispania, junto al río Guadalhorce. Mi abuelo Rafael Wallace Laforge era el administrador de dicha fábrica de azúcar.
En aquellos tiempos, la zona de la Azucarera era un lugar rodeado de campo por tadas partes; la casa tenía un primer piso y, desde allí, se podía divisar a unos dos kilómetros en línea recta la playa. En la casa había, en el comedor, un termómetro de mercurio, de tamaño bastante grande y, junto a él, un barómetro aneroide. Todavía recuerdo como mi abuelo lo ajustaba con la aguja móvil todos lo días. Me fascinaba aquél aparato.
El "pulso de las estaciones", como diría Miguel Delibes, se notaba con toda su fuerza; al lado de la fábrica había cortijos que tenían campos donde, según la época del año, plantaban alfalfa en invierno, maíz en la primavera, etc. Igualmente se hacía en el campo que tenía la casa de mis abuelos. Todas las estaciones tenían su encanto pero el otoño y, sobre todo, el invierno traían algo que me inpactaba: las inundaciones del río Guadalhorce; hasta finales de los sesenta fueron muy habituales y, sobre todo, en las décadas de los años 40 y 50.
En el año 1970 me compré el primer barómetro y lo instalé en la casa de mis padres, un piso situado en la calle Barroso muy cerca del cine Alameda en pleno centro de Málaga; pero ya antes tenía un termómetro en la pared exterior cuyos datos había empezado a apuntar ya en el año 1968. Posteriormente fuí adquiriendo otros aparatos para efectuar medidas y así... hasta hoy.
Pero tengo que decir que al empezar mi práctica de la espeleología en ese año 1970 se me planteó un dilema: ¿Bioespeleología o Espeleocliamatología?; como buen Piscis, no tuve problema alguno: las dos. Hoy al cabo de tantos años tengo un buen archivo de datos climáticos, no sólo en cavidades, sino también del exterior. Y hecho este pequeño preámbulo, pasemos al tema de este título.
Pero tengo que decir que al empezar mi práctica de la espeleología en ese año 1970 se me planteó un dilema: ¿Bioespeleología o Espeleocliamatología?; como buen Piscis, no tuve problema alguno: las dos. Hoy al cabo de tantos años tengo un buen archivo de datos climáticos, no sólo en cavidades, sino también del exterior. Y hecho este pequeño preámbulo, pasemos al tema de este título.
La provincia de Málaga, con una superficie de 7.267 km2 es la más pequeña de todas las de Andalucía, región del sur de España; está situada en lo que se ha dado en llamar la "Andalucía del Mediterráneo", entre los meridianos 0 grados 10 minutos (Maro) y 1 grado 38 minutos (Manilva); el paralelo 36 grados y 43 minutos, cruza la capital.
Con una costa de 160 kms, la provincia se deja caer hacia el mar recibiendo de este su efecto dulcificador en relación a la temperatura e influyendo de esta manera en su vegetación. Por otro lado, la variedad de relieves, hace que haya en la misma una variedad destacable de climas locales; la larga cadena de montañas que corre paralela a la costa provoca que el clima del interior de la provincia experimente una diferencia acusada con el de la zona costera, lo cual se nota sobre todo en verano. La influencia del mar hacia el interior, por este hecho, decae en una distancia de no muchos kilómetros.
Pero como hemos dicho, la provincia de Málaga forma parte del solar ibérico del cual recibe su influencia; el clima de la península Ibérica hay que entenderlo dentro del área en la que se encuentra enclavada, en el flanco meridional de Europa y dentro del dominio templado. Pero este clima hay que tenderlo también como resultado de una serie de factores que son fijos a lo largo del tiempo; los meteorólogos los han reunido en dos grupos: a) factores geográficos y b) factores de origen dinámico.
La península Ibérica se encuentra situada entre los paralelos 36 y 44º latitud Norte y en el flnco SW de Europa; el geógrafo Masach Alavedra dice en su obra "Geografía de España y Portugal, Barcelona 1954": "La localización de la península Ibérica en la zona templada, motiva la existencia de dos estaciones bién marcadas -verano e invierno- separadas por otras dos de transición -primavera y otoño-, lo que le concede una animada variedad estacional". Esto significa que la península se enclava en un lugar de paso de todas las masas de aire que afectan a Europa Occidental y Meridional; es una encrucijada de paso de masas de aire de diversa procedencia: Atlántico Norte, norte de Africa, Europa y Mediterráneo occidental. Pero no todas las masas de aire van a afectar por igual a la península pues, por ejemplo, el aire oceánico raramente penetra en la Comunidad de Valencia y, cuando llega, lo hace con características "foehn". En cuanto al aire mediterráneo apenas afecta a Galicia, Cantábrico y País Vasco. Por otro lado, al estar situada muy próxima a Africa, va a participar de las características términas y dinámicas de las masas de aire de origen sahariano.
Finalmente, la latitud de la Península Ibérica inplica un número muy alto de horas de sol; su emplazamiento al sur del paralelo 44º se traduce en un balance de radiación positivo, pues gana más que pierde. Los valores de radiación solar a nivel del suelo son muy altos, alcanzándose en el litoral del golfo de Cádiz y en concreto en el observatorio de San Fernando la cantidad de 3.121 horas de sol, el más elevado de España.
(*) Arriba, gráfico de los diferentes climas de España. Atlas Escolar Universal. Círculo de lectores. Edición de 1993
7 comentarios:
Recordando la casa de los abuelos:
Ahí, donde la casa se erguía señorial y altiva,
no queda nada, solo tierra solitaria y triste…
Busqué un alma y encontré palmeras,
faros vigilantes en un mar de rastrojos secos,
recuerdos de un jardín umbroso y fértil,
hoy árido y yermo, sombras del pasado
que se diluyen…
Un mundo que fué y no es,
latidos de entonces que dañan
dejándonos heridos y sin aliento…
¡Quisiera ser golondrina sin memoria
en el camino perdido del retorno !
Realmente interesante la entrada sobre la climatología en Málaga, así como el nacimiento del interés por el clima. Hablando del tema, ¿crees que el cambio climático es un asunto de alarma social?
Bellos versos de Pilar en su comentario.
Como dice García Márquez:
"la vida no es lo que se vive, sino lo que se recuerda, y como se recuerda para contarlo"
Nuestro abuelo, como buen inglés, era muy metódico y puntual en sus acciones diarias. Y una de ellas era la lectura del barómetro que comenta mi hermano. Lo que yo recuerdo es que siempre a la misma hora, llegaba hasta él, hacía la lectura y después le daba unos golpecitos al cristal con los dedos pulgar y corazón: tac-tac. (No sé para qué lo hacía, quizás mi hermano pueda darnos una explicación, si la hay, científica?)
Bueno Pili, yo también me pongo melancólico cuando paso por la Azucarera, y eso que ya no queda allí casi nada. De todas formas a mí no me parece el paisaje que ha quedado árido y yermo; hay una gran cantidad de palmeras que, eso sí, crecen de una manera salvaje y caótica. Espero que repeten muchas de ellas cuando construyan en esa zona; que seguro lo harán.
Loreto: la cuestión que planteas es muy fácil: el barómetro que había en la Azucarera (y que yo lo tengo ahora en casa)era del tipo analógico de los llamados aneroides y que para mí funcionan mejor que los digitales. Pero tienen un problema y es que la aguja tiene una cierta inercia a moverse y por eso cuando sube o baja la presión, para que se mueva a su posición exacta hay que ayudarlo dando unos golpecitos en el cristal.
Siroco, como siempre tus preguntas tienen "mucha miga"; está muy claro que el cambio climático genera alarma social y es lógico que así sea. Pero yo tengo una opinión sobre este tema: cambio climático lo ha habido a lo largo de la historia geológica de la Tierra; la cuestión es ver si ese cambio lo estamos forzando nosotros, si es un proceso natural o si es una combinación de ambas cosas. Y por otro lado la pregunta es: ¿las consecuencias serán sólo negativas?; porque esto es también discutible. Además sólo se habla del efecto invernadero producido por el CO2; pero gases como el metano pueden ser más peligrosos.
Finalmente: ya iré poniendo en el blog algunos datos climáticos que seguramente te sorprenderán.
Bueno, no es "árido y yermo" en el paisaje, pero sí en las imágenes que tengo de niña, con las flores, los árboles frutales (no nombro las palmeras) el columpio, las gallinas, los cerdos ... La falta de estas imágenes (recuerdos) es lo que yo llamo árido.
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